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Tres cosas sobre las que reflexionamos hoy
- El brote de COVID-19 ha hecho que aumenten las preocupaciones generales por la excesiva dependencia del sector manufacturero de China y ha provocado que los gobiernos de muchos países incentiven a las empresas a trasladar su sede de fabricación a sus países. Aunque ya hemos visto que el aumento de los aranceles ha llevado a muchas empresas que prestan servicios en el mercado estadounidense a trasladarse a otros centros de suministro, creemos que es poco probable que se produzca un desplazamiento general fuera de China a corto plazo debido a factores como su gran productividad laboral, su infraestructura favorable y sus sofisticadas cadenas de suministro. Concretamente, en el caso de los productos y los servicios de alta tecnología, China también ofrece un amplio mercado de productos innovadores y se ha convertido en una empresa líder consolidada en el ámbito de los avances tecnológicos. De hecho, las cadenas de suministro del sector manufacturero de China han demostrado ser muy resistentes, lo que pone de manifiesto la ventaja competitiva de China al volver a alcanzar prácticamente la plena capacidad/utilización muy rápidamente tras el brote de COVID-19. No obstante, al mismo tiempo, creemos que seguirá existiendo la presión por una mayor localización, dadas las preocupaciones sobre seguridad en torno a la atención sanitaria y los suministros de tecnología. El grado en que los clientes finales están dispuestos a pagar más por una mayor seguridad del suministro será un factor determinante.
- El motivo de discordia con la Ley de Responsabilidad de las Empresas Extranjeras de Estados Unidos, que podría derivar en que las empresas chinas dejasen de cotizar en las bolsas de valores estadounidenses, es la falta de transparencia percibida en los estados financieros auditados. Dado que las empresas chinas se auditan a nivel local (en la mayoría de casos, a través de las cuatro grandes empresas auditoras multinacionales o sus empresas asociadas), la política China ha consistido en denegar a los organismos reguladores internacionales el acceso a las auditorías, alegando preocupaciones por la seguridad nacional. Este ha sido un motivo de enfrentamiento desde hace tiempo entre Estados Unidos y China, y las negociaciones han sido constantes durante años. La ley estipula que una empresa podría dejar de cotizar si no cumple con las auditorías del Consejo Supervisor de la Contabilidad de las Sociedades Anónimas (PCAOB) durante tres años consecutivos. Si la propuesta se convierte en ley, creemos que el período de transición estipulado de tres años permitiría a las empresas cumplir y daría tiempo suficiente para resolver las diferencias y poner en marcha políticas que satisfagan al PCAOB y a los organismos reguladores de China. Sin embargo, con toda probabilidad, las empresas que se someten a un control reglamentario más estricto acelerarían la tendencia hacia la doble cotización. Hemos observado que algunas empresas chinas cotizan en las bolsas de Hong Kong y China, y es posible que veamos a las demás empresas chinas que cotizan en EE. UU. cotizar también en las bolsas de Hong Kong y China en el futuro.
- La reapertura progresiva de las economías y el aumento de la movilidad a medida que los gobiernos relajan las medidas de distanciamiento social han aumentado las expectativas de recuperación del consumo. Si bien se espera que la repercusión económica del virus afecte a muchas economías de los mercados emergentes (ME) a corto plazo, creemos que las tendencias de los consumidores que hemos observado durante algún tiempo probablemente sigan siendo relevantes. Por ejemplo, los bienes y servicios relacionados con la salud y el bienestar fueron una tendencia de rápido crecimiento antes de la crisis, y creemos que este tema permanecerá intacto después de la crisis, quizás incluso aumente. Además, existe una gran demanda de bienes y servicios como coches, banda ancha de gran velocidad, seguros de vida y adquisición de viviendas (y, por lo tanto, de productos bancarios como hipotecas) en los mercados emergentes, donde la penetración sigue siendo baja. Por ejemplo, la venta de vehículos en China ha vuelto a los niveles anteriores al brote de COVID-19: las ventas aumentaron en abril hasta los 2,1 millones, cifra similar a los 1,9 millones de enero y un sólido repunte con respecto al mínimo reciente de 0,3 millones en febrero, mientras que la economía sigue normalizándose.1 No creemos que el virus cambie en última instancia esos deseos y necesidades. Los consumidores de clase media y acaudalados de Taiwán, China, India, Rusia y Brasil, por ejemplo, deberían seguir prefiriendo bienes y servicios de mayor calidad, como lo han hecho los consumidores de los mercados desarrollados. Para nosotros como inversionistas, esos ámbitos representarán oportunidades cuando dejemos atrás el actual período de crisis.
Perspectivas
Dado que es probable que el brote de COVID-19 haya atravesado su nivel máximo en Estados Unidos y China (excepto una segunda oleada) y los gobiernos se han centrado en volver a la normalidad y reabrir de manera progresiva las economías, la atención se ha vuelto a centrar en el conflicto comercial entre los dos países. Las preocupaciones sobre el origen y la propagación del virus han acentuado aún más estas divisiones. Aunque también ha habido cierta preocupación en el mercado por el posible fracaso del acuerdo, debido al importante cambio en las condiciones económicas como resultado de la pandemia, esperamos que ambas partes sigan tratando de cumplir con sus obligaciones.
Han pasado aproximadamente dos años desde que las dos mayores economías del mundo se enfrentaron en una guerra comercial que desde entonces se ha extendido a conflictos en diferentes ámbitos, entre ellos, la tecnología y las finanzas y, más recientemente, el origen y la propagación de la pandemia de COVID-19.
El optimismo en torno al acuerdo comercial de la «fase uno» y las expectativas de que continuaran las negociaciones entre Estados Unidos y China fueron efímeros, ya que la pandemia de COVID-19 se convirtió en el centro de atención. El coste económico de la pandemia ha sido considerable, pues se ha producido un gran aumento del desempleo y un empeoramiento significativo de las condiciones financieras en muchos países.
Aunque, en general, los gobiernos han puesto en marcha estímulos monetarios y fiscales sin precedentes a nivel internacional para contrarrestar el efecto, no está claro cuál será el momento exacto en el que se producirá la recuperación. En el ámbito empresarial, esperamos ver grandes bajadas en las ganancias de 2020 en la mayoría de países y sectores. Las valoraciones de los mercados emergentes nos parecen aún más atractivas, ya que los descuentos precio/beneficios de los mercados desarrollados se ampliaron del 25 % a finales de diciembre de 2019 al 35 % a finales de mayo. Aunque esperamos cierta volatilidad en las previsiones con respecto a las ganancias en los próximos meses, creemos que nuestro enfoque en el potencial de ganancias sostenible a largo plazo debería ayudarnos a atravesar este período.
Principales tendencias y novedades en los mercados emergentes
La renta variable de los mercados emergentes siguió repuntando en mayo, pero arrastró a sus homólogos de los mercados desarrollados. Los inversionistas acogieron con satisfacción la relajación progresiva del confinamiento por el coronavirus en algunas partes del mundo, lo cual alentó la realización de informes sobre ensayos de vacunas y la adopción de estímulos económicos a nivel mundial. No obstante, las nuevas tensiones comerciales entre EE. UU. y China han puesto fin al optimismo. En general, las monedas de los mercados emergentes se fortalecieron frente al dólar estadounidense. Los precios del petróleo se recuperaron gracias a los recortes de la oferta y a las esperanzas de una mejora de la demanda a medida que las economías se reactivan. El MSCI Emerging Markets Index aumentó un 0,8 % en mayo, mientras que el MSCI World Index rindió un 4,9 %, ambos en dólares estadounidenses.2
Los movimientos más importantes en los mercados emergentes en el mes de mayo de 2020
La renta variable asiática se llevó la peor parte de la creciente tensión entre EE. UU. y China y cayó ligeramente en mayo. Las acciones en China se debilitaron, ya que el país se enfrentó a Estados Unidos por varias cuestiones, entre ellas el origen de la COVID-19 y su iniciativa para introducir una ley de seguridad nacional para Hong Kong. Las acciones de Taiwán retrocedieron en medio de los flujos de salida de los inversionistas. La renta variable de la India bajó; las decepcionantes medidas de estímulo y la prorrogación por parte de las autoridades de una moratoria para la devolución del préstamo se añadieron a las preocupaciones por la economía y el sistema bancario. En cambio, el mercado de Tailandia creció gracias a que el banco central redujo los tipos de interés y la actividad económica se reanudó progresivamente. La revalorización de la rupia aumentó el rendimiento de la renta variable de Indonesia. Las acciones de Corea del Sur progresaron gracias a que los responsables políticos redujeron el tipo de interés de referencia al mínimo histórico y aumentaron el apoyo financiero a las empresas.
Los mercados de Latinoamérica ofrecieron los mejores desempeños de los mercados emergentes en mayo, ante las señales de una mayor movilidad, ya que algunos gobiernos empezaron a suavizar las restricciones. Argentina, Brasil y México fueron unos de los mercados más favorables, mientras que los precios de la renta variable de Chile y Perú bajaron. En Brasil, la mayor relajación monetaria, real y continua, generó confianza; el banco central redujo el tipo de interés principal en un 0,75 % más de lo esperado a un mínimo histórico del 3,0 %. La solidez de la divisa brasileña se vio respaldada por la garantía ofrecida por el presidente del banco central según la cual las reservas de divisas se emplearían para defender el real, si fuese necesario. Del mismo modo, en México, la revalorización del peso y un recorte del tipo de interés del 0,50 % reforzaron la rentabilidad del mercado de renta variable. En Perú, el banco central mantuvo su tipo de interés de referencia a un nivel mínimo histórico del 0,25 % en mayo, tras un recorte del 1,0 % en abril.
La mayoría de mercados de Europa, Oriente Medio y África registraron ganancias, y Rusia, Polonia y Hungría se consolidaron como líderes en la región. La revalorización del rublo y el aumento de los precios del petróleo impulsaron las cotizaciones bursátiles en Rusia, mientras que la ralentización del crecimiento de nuevos casos de COVID-19 en el país y la relajación de las medidas de la cuarentena también supusieron buenas noticias para los inversionistas. Aunque el mercado de Sudáfrica registró una rentabilidad positiva gracias a la solidez del rand y a la relajación progresiva de las medidas de confinamiento, el mercado se quedó a la zaga de sus homólogos de la región. El Banco de Reserva Sudafricano redujo su tipo de interés de referencia un 0,5 % hasta un mínimo histórico del 3,75 %, lo que hizo que disminuyeran los costes de los préstamos para los hogares y las empresas. Además, el banco central flexibilizó los requisitos normativos para los bancos y tomó medidas para garantizar la liquidez adecuada en los mercados nacionales.
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1. Fuente: Asociación China de Fabricantes de Automóviles
2. Fuente: MSCI. El MSCI Emerging Markets Index recoge una muestra de valores de mediana y alta capitalización en 24 países de mercados emergentes. El MSCI World Index recoge una muestra de valores de mediana y alta capitalización en 23 países de mercados desarrollados. Los índices no están gestionados y no puede invertirse directamente en ellos. No incluyen comisiones, gastos ni costes de suscripción. La rentabilidad pasada no es un indicador ni garantía de la rentabilidad futura. MSCI no ofrece garantías ni asumirá responsabilidad alguna con respecto a ningún dato de MSCI reproducido aquí. Queda prohibida la redistribución o uso ulterior de este documento. Este informe no está avalado ni ha sido elaborado por MSCI. La página www.franklintempletondatasources.com contiene avisos y condiciones importantes de los proveedores de datos.