Aventuras de inversión en mercados emergentes

Perspectiva

Gestión a través de distintos tonos de gris administración y repercusión en la renta variable de los mercados emergentes

Vivimos en un mundo complejo y lo «adecuado» para los inversores activos no siempre es blanco o negro, según Andrew Ness, de Franklin Templeton Emerging Markets Equity. En este artículo, nos explica por qué cree que una inversión sostenible se consigue con matices de gris, nos habla de las oportunidades de sostenibilidad que ha observado en las economías de los mercados emergentes y nos cuenta qué significa ser un buen administrador de capital.

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Los mercados emergentes presentan un conjunto de desafíos únicos en relación con la inversión sostenible. Los contextos culturales varían, al igual que sus niveles de desarrollo, desde una perspectiva ambiental, social y de gobernanza (ESG). Esta realidad puede plantear dilemas a los inversores que buscan resultados positivos de múltiples interesados, por ejemplo, cuando existen concesiones societarias y medioambientales. Vivimos en un mundo complejo y lo «adecuado» para los inversores activos no siempre es blanco o negro. Al contrario, creemos que la inversión sostenible se consigue a través de una escala de grises.

Principales factores bursátiles clave: Estructuralidad, sostenibilidad y administración

Los factores bursátiles clave para los inversores se pueden resumir con ayuda del enfoque ESA: Estructuralidad, Sostenibilidad y Administración. Las oportunidades estructurales, las ganancias sostenibles y la administración responsable son, por lo tanto, los pilares básicos de un enfoque efectivo a largo plazo para la inversión en mercados emergentes.

  • La oportunidad estructural a largo plazo en los mercados emergentes, demografía, tecnología y consumo, que facilita el beta a los inversores.
  • Identificar y abordar de forma activa las empresas con un potencial de ganancias sostenible a las que los mercados están atribuyendo un precio incorrecto puede proporcionar alfa a los inversores.
  • Y, por último, la administración responsable del capital del cliente y el aprovechamiento de las relaciones empresariales para crear valor a través de un compromiso constructivo proporcionan delta a los inversores. Centrémonos en la administración: ¿qué significa, cómo impulsa la actividad de inversión del día a día y cuáles son algunos de los retos que plantea intentar ejercerla de forma coherente?

El código UK Stewardship Code (Código de Gestión del Reino Unido) del Financial Reporting Council define la administración como «la asignación, gestión y supervisión responsables del capital para crear un valor a largo plazo para los clientes y los beneficiarios que produzca unos beneficios sostenibles para la economía, el medio ambiente y la sociedad». El código también establece que «los gestores de activos no pueden delegar su responsabilidad y deben hacerse cargo de la administración efectiva». Las actividades de administración incluyen la toma de decisiones de inversión, la supervisión de los activos y los proveedores de servicio, la interacción e implicación de los emisores en asuntos de relevancia, la colaboración con terceros y el ejercicio de derechos y responsabilidades.»1

Cabe destacar que el código exige la demostración tangible de estas medidas y no una simple declaración de cumplimiento.

Una de nuestras principales convicciones es que somos administradores responsables del capital de nuestros clientes, ¿pero cómo lo definimos? Nuestra definición de administración es muy simple. Los clientes nos confían sus activos y nuestra responsabilidad y meta es que, cuando finalmente los recuperen, los encuentren en mejores condiciones que en el momento en que nosotros los recibimos.

Nuestro enfoque de administración repercute en cómo actuamos como inversores: integración de los factores ESG y compromiso activo con la gestión; la forma en la que tratamos a nuestros clientes anteponiéndolos a otros aspectos y siendo fiduciarios responsables, y cómo nos comportamos como negocio al mismo tiempo que somos ciudadanos globales responsables.

Mi mentor fue un inversor muy tradicional de Glasgow que me recordaba constantemente la finalidad de la gestión de activos, que no consiste simplemente en superar un índice; se trata de una función de administración en la que se ha de proporcionar capital a largo plazo, mientras se actúa como copropietario de un negocio para proteger los intereses del cliente. Actualmente, esta finalidad se ha ampliado y ahora tenemos más responsabilidades sociales.

Básicamente, lo que buscamos es asegurar que el crecimiento de nuestras participaciones de cartera se garantice de una forma sostenible y que no comprometa los intereses de otros accionistas. Para conseguirlo, aprovechamos nuestras estrechas relaciones y nuestra experiencia transfronteriza para crear valor a través del compromiso constructivo.

Rumbo a la sostenibilidad

Desde una perspectiva industrial de la inversión, hemos presenciado cómo el enfoque principal de la inversión sostenible en mercados emergentes evolucionó para alejarse de un enfoque de evaluación de riesgos hacia un enfoque basado en los factores ESG y la sostenibilidad. En este sentido, los inversores se han dado cuenta de que existen factores externos y desafíos para los accionistas que afectan a las empresas de todo el mundo y que se deben analizar e incorporar en los análisis de inversión.

Más recientemente, los conceptos de ESG y la sostenibilidad han evolucionado hacia el concepto de inversión y desarrollo sostenibles, que consiste en un enfoque a largo plazo de múltiples interesados para crear valor que se centra más en resultados del mundo real y en cuantificar la repercusión.

Oportunidades de inversión sostenible en los mercados emergentes

En lo que se refiere a los mercados emergentes, la evolución de la sostenibilidad es tan importante como la oportunidad de crecimiento. Sin embargo, se deben abordar varios desafíos de desarrollo.

Creemos que el crecimiento sólido constante de los mercados emergentes durante las próximas décadas fomentará la urbanización y la demografía, al mismo tiempo que secundará otros factores clave del crecimiento del consumo, la conectividad y la innovación. La demografía debería favorecer el crecimiento global, ya que se espera que la población mundial siga creciendo y que la población urbana aumente en gran medida gracias a los mercados emergentes. Sin embargo, este crecimiento también plantea desafíos, tal y como destacan los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, que predicen una importante desigualdad de financiación en las economías emergentes que no podrá ser solucionada simplemente con el gasto público. Esto quiere decir que el capital privado desempeñará un papel significativo a la hora de abordar los desafíos que plantean la pobreza, la creciente desigualdad, la salud y el bienestar, los recursos limitados y el cambio climático.

Como respuesta a esto, hemos experimentado una mayor concienciación empresarial, especialmente en las empresas privadas. Hay muchos factores que están contribuyendo a esto. Por ejemplo, estamos siendo testigos de un «tira y afloja» entre la sociedad y la regulación en muchos mercados emergentes. Los responsables políticos de los gobiernos locales también están liderando una nueva ola de gobernanza y administración, al mismo tiempo que reciben apoyo de diversas partes interesadas, no solo accionistas.

Los mercados bursátiles cada vez piden más información de las empresas; en muchos casos, esta información será inicialmente voluntaria, pero acabará siendo obligatoria. Por último, las empresas en sí se muestran cada vez más abiertas al compromiso y hemos experimentado una enorme mejora en la transparencia relacionada con los factores ESG en los últimos años, aunque es cierto que se parte de una base muy baja.

El desafío socioambiental

Estamos observando un uso creciente de las exclusiones y las desinversiones como solución para modelar los resultados sociales y medioambientales que buscamos. Los programas de desinversión son lo primero que se les viene a la cabeza a los inversores, que recurren a los agrupadores de activos para posicionarse con lo que se supone que son buenas prácticas.

¿Pero qué pasa cuando se encuentra una solución intermedia entre lo social y lo medioambiental? Miles de comunidades de los mercados emergentes donde la minería local sirve de sustento para los hogares se verán afectadas cuando los que siguen prácticas insostenibles se vean obligados a cerrar. O, por ejemplo, las solicitudes de reducción de uso a un país que depende en gran medida del carbón, como la India. Desde nuestro punto de vista, la seguridad energética desempeña un papel vital en el desarrollo económico, mucho más importante que las tendencias a largo plazo, desde una perspectiva social más amplia.

La realidad es que estas exclusiones se aplican a países que infringen los derechos humanos, que en muchos casos pueden forzar a las empresas a cesar su actividad negociando a través de programas de desinversión que, a su vez, normalmente afectan a los trabajadores locales más vulnerables, mientras que los objetivos que pretenden alcanzar los líderes políticos permanecen intactos.

En definitiva, podemos considerarnos inversores pragmáticos que reconocen que el mundo no es perfecto. La empresa perfecta rara vez existe. Tenemos la convicción de que se requiere compromiso y un enfoque flexible a la hora de invertir en los mercados emergentes, dado que nos vamos a encontrar con una gran variedad de tonos de gris.

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¿Cuáles son los riesgos?

Todas las inversiones conllevan riesgos, incluida la posible pérdida de capital. El valor de las inversiones puede tanto subir como bajar y los inversores podrían no recuperar todo el capital invertido. Los precios de las acciones experimentan fluctuaciones, a veces rápidas y drásticas, debido a factores que afectan a empresas concretas, industrias o sectores específicos, o condiciones generales de mercado. La inversión en el extranjero entraña riesgos especiales, entre ellos el riesgo de fluctuaciones cambiarias, de inestabilidad económica y de acontecimientos políticos adversos. Las inversiones en mercados emergentes entrañan riesgos más altos relacionados con los mismos factores, aparte de los asociados a su tamaño relativamente pequeño y a su menor liquidez. En la medida en que una estrategia se concentre en países, regiones, industrias, sectores o tipos de inversión específicos en cada momento, puede estar expuesta a riesgos mayores por sucesos adversos acaecidos en esas áreas concretas en comparación con otra estrategia que invierta en una variedad más amplia de países, regiones, industrias, sectores o inversiones. China puede estar sujeta a unos niveles considerables de inestabilidad económica, política y social. Las inversiones en valores de emisores chinos conllevan riesgos específicos de China, como determinados riesgos jurídicos, normativos, políticos y económicos.

Los gestores de inversiones de impacto o de ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) pueden tener en cuenta factores más allá de la información financiera tradicional para seleccionar valores, lo que podría provocar que el rendimiento relativo de la inversión se desvíe de otras estrategias o referencias de mercado amplias, dependiendo de si dichos sectores o inversiones están a favor o en contra del mercado. Además, las estrategias ESG pueden depender de ciertos criterios basados en valores para eliminar exposiciones encontradas en estrategias similares o amplios índices de referencia de mercado, lo que también podría resultar en una desviación del rendimiento relativo de la inversión.

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1. Fuente: Financial Reporting Council. The UK Stewardship Code (Código de Gestión del Reino Unido), 2020.

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